lunes, 18 de febrero de 2008

La mecedora, el valor de estar-ahi-con-alguién

Había una vez una anciana en un asilo, era una mujer llena de amargura y abatida por la vida . Ella no hablaba con nadie ni pedía nada.
Ella apenas existía - en su vieja y rechinante mecedora . La anciana no tenía visitantes.

Cada dos dias por la mañana, una joven y sabia enfermera entraba en su habitación. Ella no trataba de hablar o hacerle preguntas de la señora, simplemente acercaba otra mecedora junto a la anciana y se mecía con ella.

Semanas o meses más tarde, la anciana finalmente hizo uso de la palabra.

'Gracias', dijo. "Gracias por mecerte conmigo '."


"No hay nada más artístico que verdaderamente amar a las personas." -- Vincent van Gogh

Lucas 10:27
Y él respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento; y á tu prójimo como á ti mismo.
Jesús Alfonso Morales-Matheus
http://sapientietvita.blogspot.com/

3 comentarios:

Javier dijo...

Muy bonita la historia. Sencilla, de las que hacen que la vida merezca la pena.
Me gustan mucho tus dos blogs. Muy trabajados.
Gracias por tu comentario en mi blog. Te invito a que sigas compartiendo tus valiosas aportaciones con nosotros.

Oscár dijo...

sencillisima casi una florecilla! mucha sgracias Jesús!

Laub dijo...

Gracias por recordar está anecdota. Me hizo recordar las jornadas que hacíamos los jóvenes en caracas a los hospitales y ancianatos. Un sacerdote que nos acompañaba siempre nos contaba esta anecdota antes de ir, para en primer lugar, supieramos a qué ibamos, y en segundo lugar, que solo nuestra presencia y cariño era suficiente remedio ante la mayor enfermedad que se sufre: la soledad y la apatía. Un abrazo.